LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEA CON TODOS VOSOTROS.

AMEN.


BENDICIONES!!!

domingo, 28 de noviembre de 2010

SOMOS LIBRES PARA SIEMPRE
















Un relato interesante nos es dado con respecto a una bella niña, mulata, en una subasta de Nueva Orleans, EEUU. “500 dólares, 700 dólares… – vendida — ¡por 2.500 dólares!” en el día siguiente, el hombre que había rematado la niña, fue a la casa donde ella era una esclava. Al verlo y sabiendo que era su nuevo dueño, dijo con tristeza: “Estoy lista para ir con usted”. Sin embargo, el hombre le contestó: “Yo no vine buscarla para ser mi esclava. Yo la compré para que fuese libre”. Cuando la niña, amilanada, comprendió el significado de aquellas palabras, le dijo: “¡Entonces yo quiero ser su criada y servirlo para siempre!”

Como es difícil, triste y angustiante, una vida sin Dios. En el mundo, muchas veces sin percibir, no pasamos de esclavos, sin alegría, sin paz, sin buenos propósitos, sin libertad para vivir y realizar nuestros sueños. El sistema nos prende, el egoísmo nos aleja de la vida, la necesidad de sobrepasar obstáculos nos hace empacar el amor y guardarlo donde ni aun nosotros conseguimos encontrar. Necesitamos subir gradas, sean ellas cuales son. Solo una cosa importa: Yo tengo qué vencer, ¡cueste lo que cueste!

Nuestra insensibilidad, nuestra mesquindez, nuestro celo, nuestra indiferencia al prójimo, nos alejan del Señor y nos tornan esclavos de un cotidiano que nos impide de contemplar la verdadera felicidad.

Pero alguien se acordó de nosotros y se preocupó por la situación en que nos encontrábamos. Vino a buscarnos. En una subasta de amor, Pagó el más alto precio. Dio todo qué tenía, se despojó de lo que poseía de más valor aquí en la tierra: Su vida. Él la entregó, por nosotros, para abolir nuestra esclavitud. Por eso queremos estar junto a Él y servirlo con todo el amor existente en nuestro corazón.

Cristo nos compró, libertándonos de la servidumbre del mundo y del pecado. ¡Somos libres… para siempre!

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1).

Dios los bendiga.

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Isaías 43:1

Isaías 43:1