LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEA CON TODOS VOSOTROS.

AMEN.


BENDICIONES!!!

viernes, 20 de noviembre de 2009

LA MUERTE Y EL HADES SON PERSONAS


LA MUERTE Y EL HADES SON PERSONAS

¿Cuál es exactamente la verdadera naturaleza de “la Muerte y el Hades”, según la revela el “Nuevo Testamento”? La famosa visión de los cuatro jinetes del “Apocalipsis” arroja luz sobre esta pregunta. Con respecto a “los cuatro jinetes” Juan dice:

“Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía”.

Apocalipsis 6:8

Es obvio que a Juan le fue revelado que la “Muerte y el Hades” eran personas. Sólo una persona puede montarse en un caballo, y sólo otra persona puede seguir a la primera. Por lo tanto, este pasaje arroja luz sobre la naturaleza de la muerte y el Hades, revelados en las Escrituras.

En un sentido la muerte es un estado o condición. Es la cesación de la vida, lo que ocurre al separarse el espíritu del cuerpo. No obstante, la muerte es también una persona. “Muerte” es un ángel de las tinieblas, un ministro de Satanás, que reclama el espíritu de toda persona injusta que se separa del cuerpo cuando muere.

Una verdad similar se aplica también al Hades. En un sentido el Hades es un lugar de

confinamiento para “los espíritus” de los difuntos. Pero en otro sentido, Hades es una persona. Hades, como Muerte, es un “ángel de las tinieblas”, un ministro de Satanás, que sigue a los talones de Muerte. Hades se encarga del espíritu de los injustos que han sido reclamados por Muerte y los lleva al dominio de los espiritus de los difuntos, del que recibe su nombre: o sea, Hades.

Así Muerte y Hades son ambos ángeles de las tinieblas, ministros del dominio infernal de Satanás. Pero la diferencia entre ellos es esta: Muerte reclama primero los espíritus de todos los que mueren en injusticia; Hades los recibe de Muerte y los lleva a su lugar designado de encarcelamiento. Por esta razón Juan los vio moviéndose entre los hombres en ese orden: primero Muerte, reclamando los espíritus de los muertos; después Hades, llevándoselos a su prisión en el mundo inferior. Esta escena de Apocalipsis arroja luz sobre las palabras de Jesús:

"De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte."

Juan 8:51

Jesús no habla aquí que el creyente no padecerá la muerte física. El dice que el creyente no “verá muerte”. No se está refiriendo a la condición física resultado de la separación del espíritu y el cuerpo, sino a la persona del ángel de las tinieblas cuyo nombre es Muerte, y al otro ángel de las tinieblas, su acompañante, cuyo nombre es Hades.

Jesús quiere decir que el espíritu del verdadero “creyente”, al separarse del cuerpo, jamás caerá bajo el dominio de estos dos ángeles de las tinieblas, Muerte y Hades. Más bien, como el mendigo Lázaro, el espíritu de un verdadero creyente difunto se encontrará con los ángeles del Señor – los ángeles de luz – y ellos lo escoltarán al paraíso. Con esto presente, podemos comprender también la declaración de Juan que:

“el último enemigo que será destruido será la muerte”

(Apocalipsis 20:14).

En cada uno de estos pasajes la referencia primordial es a Muerte y Hades como personas, ángeles de las tinieblas, ministros de Satanás y enemigos de Dios y de la humanidad. El último de los enemigos de Dios que recibirá la sentencia que merece será Muerte. Junto con Hades será arrojada dentro del lago de fuego, para reunirse allí con su señor, Satanás, y todo el resto de sus siervos y seguidores, tanto angélicos como humanos. Con este acto final de juicio, el último de los enemigos de Dios será expulsado para siempre de su presencia.

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Isaías 43:1

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