LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEA CON TODOS VOSOTROS.

AMEN.


BENDICIONES!!!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

SANIDAD INTERIOR: ESPIRITU, ALMA Y CUERPO 7



SANIDAD INTERIOR: ESPIRITU, ALMA Y CUERPO 7

C) ESPIRITU, ALMA Y CUERPO: COMO SE RELACIONAN.

1- ALMA Y CUERPO

Nuestro cuerpo recibe información (a través de la vista o los ojos, de los oídos al escuchar, del olfato por medio de la nariz) por vía de los sentidos físicos.

Esta información es entonces recibida por el “alma”. (Percibir significa interpretar, juzgar y entender lo que hemos recibido. A fin de hacer esto, es vital que dependamos de nuestra razón y memoria).

El cómo pensemos y sintamos acerca de una situación determinará que acción tomaremos. En otras palabras, nuestra voluntad ahora entra en escena.

Entonces haremos o diremos algo (una respuesta corpórea- del cuerpo). Así que, nuestra alma trabaja con el cuerpo y vicebersa.

2- Espíritu y Alma

Estas relaciones (inter-acciones) entre estas tres partes del hombre son entendidas de la siguiente manera:

El “espíritu” del hombre no está completamente en operación debido al pecado.

Antes de nacer del “Espíritu Santo” (nacer de nuevo), el espíritu del hombre está incapacitado – en otras palabras, no funciona apropiadamente ni en armonía con el Espíritu de Dios.

Cuando el hombre se arrepiente y recibe a Cristo como su salvador, su espíritu comienza a responder y a interaccionar con el Espíritu de Dios.

3- Espíritu Santo y alma

San Pablo, hablando del hombre natural (criatura racional), y que tambien desde otra perspectiva afín podriamos llamar “hombre almático”, nos lo describe con estas palabras: “…pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. (1 Corintios 2:14).

El propósito de Dios es que todas las funciones del alma del hombre estén bajo el Señorío o direccion del Espíritu Santo. El fruto, los dones y gracias otorgadas por el Espíritu Santo capacitan a la criatura recién nacida en Cristo para que vaya creciendo en El, a medida que va obedeciendo la palabra de Dios.

Si contristamos al Espíritu Santo con nuestras acciones naturales o racionales pecaminosas, retendremos su fluir a través de nuestras vidas. Entonces volveremos a caer en nuestra antigua o pasada manera de vivir (la manera sensual y natural del hombre viejo). La Biblia denomina a esto “carnalidad” o “vivir en la carne” (Lea Rom. 8:5; Gál. 5:16-26).

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Isaías 43:1

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